Un placer

Un libro es un portal hacia otras vidas, un gran ojo de papel con el que puedes ver todo lo que la imaginación pueda expresar, rozando lo imposible. Como un arte, escribir es transportar a los lectores a otro mundo, una vida alternativa; sumirles en sueños, en aventuras,…una explosión de inspiración que encierra emociones, sentimientos y deseos que afloran en la mente de quien los lee.

31 de marzo de 2007

Lagunas literarias

Desde hace un tiempo ningún libro me quita el sueño. Mi excusa: mi vida universitaria. Las mañanas en “clase”, las tardes sedentarias (pero que no impiden que mi llegada a casa sea ya pasada la hora de cenar) y después el incansable vicio a ese gran invento llamado Internet. En sí mi alegre vida social eclipsa a los libros. Atrás quedaron los momentos antes de acostarse en los que leías un capítulo tras otro.Digo mi excusa porque no es más que eso. Mi conciencia queda limpia durante el sentimiento de añoranza por ese tiempo en el que leía.


Pero no ha sido una ausencia total. Cuatro libros he empezado (que no he terminado, no sé si os ha pasado) desde que en Navidad acabara con el increíble viaje que narra El médico y que me absorbió por completo (ya os hablaré de ese autor, un médico atrapado en el cuerpo de un periodista, Noah Gordon). Pues sí, cuatro libros que espero no sólo empezar, sino acabar hasta el final. Pero es que hasta que encuentre el siguiente libro que me seduzca pasan por mis manos varios títulos que dejo apartados y cuando se me antoja el tema vuelvo a retomarlos con más ganas y los engullo, encontrando el libro adecuado otra vez. Allá van.



EL primero, del que tan sólo leí las cuatro primeras páginas, trataba de misteriosos asesinatos en la Atenas de la Antigua Grecia, La caverna de las ideas de José Carlos Somoza. Prometía bastante al contar un enigma inspirado en la Atenas de Pericles, Platón y demás compañeros históricos. Sin embargo no era lo que buscaba, necesitaba un descanso en el tema “Grecia”.

Después me sedujo la idea de leerme la novela de una de mis películas favoritas: La princesa prometida (que supongo recordareis y que espero que algún día la sección de cine le dedique un comentario...). Éste tampoco despertó la pasión ya que conocía bien a Buttercup y a los personajes del reino de Florín como para sentir emoción o intriga. Comencé también el último de Matilde Asensi, Todo bajo el cielo, que esperaba que lograra el encanto, pero no me atrajo como el resto de sus libros y lo volví a dejar en el estante (las leyendas chinas quedaban descartadas).


Por último, me aventuré con el prestigio de un autor, Gabriel García Marquez pero su realismo mágico no acabó de captarme y dejé, con un récord hasta entonces de tres capítulos, su novela El amor y otros demonios. Un título bastante original y sugerente que sin duda retomaré al igual que todos los demás. Espero que me deis vuestra opinión sobre ellos si han caído, afortunadamente, en vuestras manos.



Quedando mi conciencia poco contenta me propuse comenzar un quinto ya solicitando ayuda y recomendaciones. Así encontré la historia de los últimos años de lo que fue un imperio, que el autor enlaza de una forma mística con una de las leyendas británicas más conocida: la de un muchacho que con el hecho de sacar una espada atrancada en lo que decían la más dura roca, se convierte en el hombre más poderoso de un reino. Título: La última legión, de Valerio Massimo Manfredi, un arqueólogo al que le encanta lo único que tienen en común estos dos acontecimientos, el tiempo en el que sucedieron. La antigüedad clásica, período de leyendas, reyes, ejércitos, bárbaros, guerras, etc. Libro que ha conseguido despertarme de mi laguna literaria y que ya comentaré.


Espero que si padecéis los mismos síntomas echéis mano de estas obras y que alguna os haga viajar a los parajes que encierran sus páginas.

14 de marzo de 2007

Quiero más

Se dice que es muy poca la gente que lee y que los buenos lectores se han perdido.
Con la aparición de nuevos entretenimientos, los libros han sido apartados. Cuando no tienes nada que hacer, estas cansado o te apetece desconectar tu acción más inmediata es ir, coger el mando y pulsar el botón de “prog +”. Sin parar. Hasta encontrar algo decente que ingerir (difícil en una televisión donde entre tus elecciones destacan: En antena, a tu lado, aquí hay tomate,… y una serie de divertidos programas con polígrafos, señoras gritando y mamarrachos) o también, enciendes el ordenador y pasas horas delante de la pantalla, dándole a las teclas (que no está mal; renovarse o morir).

Pues bien. No creo que nadie nazca con un libro bajo el brazo y con las ansias de devorarlos. Es decir, que no creo que la pasión por la lectura sea innata, propia de tu personalidad o que si no leías desde pequeño ya puedes pasar página porque no leerás en la vida. Siempre hay un comienzo, una primera vez.

No me refiero a la primera vez que leíste un libro, sino a tu libro. El libro que te hizo reflexionar, que te enganchó de tal manera que no lo soltabas o que lo leerías una y otra vez. Una iniciación a la lectura desde el momento que acabaste esa historia y que abrió una necesidad, la necesidad de seguir. Un “quiero más”. Quiero conocer otros relatos, otros puntos de vista, otras historias, otras aventuras, países, personajes, momentos...Ese libro que despertó a la imaginación o que hizo que te identificarás con los personajes, que te encapricharas con unos, odiaras a otros…En definitiva un libro que te invita a conocer a otros libros.
No todo el mundo tiene la suerte de encontrar su obra instructiva, hay muchos elementos que influyen: la educación, el ambiente, el destino y muchas distracciones que eclipsan a la literatura.
Ya lo sabes. Si ya te has rendido y has admitido públicamente que nada ni nadie te hará coger un libro es porque todavía no has encontrado a tu media naranja y con esa actitud difícil es que surja el amor (ya me entendéis).